Puedo decir lo que quiera

La naturaleza guarda humanidad en los rincones más insospechados. Historia de una familia feliz. Sí puedo decirlo.

"Pajarito papá y pajarito mamá llevaban semanas esperando a sus retoños. Pajarita mamá había cogido peso durante la incubación por los continuos pastelitos y mimaditas varias de papá pajarito"  

Soy una mamá frustrada que cuida pájaros con biberón.  Y aún cuando creo que tengo algo que opinar con respecto a la supervivencia de otra persona llega la humanidad y me aparta a un lado. No me importa como la llames tú, ni si estás o no de acuerdo. Dos jilgueros que se escogen porque su biología y la química intuye que podrán dar lugar a fuertes ejemplares; porque claro los pájaros no se enamoran.


Pierden un polluelo del nido y lo encuentran 36 horas después al primer graznido. Amigos esto es devoción. Han pasado por encima de sus miedos, a través de los chillidos a golpe de loro. Han merodeado minutos antes de decidirse a acercarse. Mientras mi pequeño espeluznaillo se desgañita piando por atención y comida a su diminuto buche. Un día me duró la emoción y el enamoramiento de la naturaleza pues a la mañana siguiente el ser humano me mostró de nuevo una de sus cara más desalmadas (en razón a lo inhumano porque ni los animales hacen esto). Letty apareció en mi puerta.





Asustada por los golpes y los gritos de las personas se acurrucó al ladrido de mis perros y pensó correr cuando yo salí. Severamente deshidratada y desnutrida sus ojos, directamente en los míos, suspiraban por compasión y brillaban aún por esperanza. Los animales buscan a sus crías durante días mientras los individuos apalean y abandonan perritos hambrientos. 


Hoy es otra. Corre feliz con la barriga llena y no piensa más que en travesuras y en conseguir caricias de cualquier mano. Ahora me toca a mí darle esperanza y conseguirle un hogar. Veremos a ver cómo se nos da. La naturaleza es despiadada, lo sé. La supervivencia es una vara fría que castiga los fracasos pero el cariño puede rellenar muchos corazones y hacerme creer en las personas un poquito más. Sé que para eso ha aparecido Letty en mi puerta, para hacerme sentir diferente  porque tendré mis defectos, docenas, pero la falta de humanidad no es uno de ellos. Comparto mi casa y mi vida con los que me eligen y me quieren, con los que se quedan.


Si alguien abandonó a Letty en mi puerta para que la acogiera que tenga por seguro que auguro para ella una vida feliz. Si llegó por casualidad dejaré que me mime la vida un poco más. Un abrazo. Nos leemos.

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