Sin letras

Por alguna extraña razón no tengo ganas de escribir. Ni espíritu ni habilidades de concentración. No me divierte, no me llama. No me apetece. Es extraño. Tanto como si de pronto dejara de dormir o de comer, durante un tiempo ha significado tanto, tanto.

Ahora estoy huérfana de mi misma, un poco más sola o más obtusa. Aún no lo sé. He intentado continuar historias antiguas, corregir otras, relatos cortos de terror, humor, ni siquiera los ensayos me consuelan. Mis dedos están en huelga y mi mente en un estado de aturdimiento crónico. Así que no me queda otra que retornar al diario más sencillo. A este.

A mi rincón para penar y festejar cuando pareciera que nada hay que contar. Y sin embargo, no estoy mal. No peno por las esquinas es solo que no me encuentro capacitada para evadirme en mis mundos imaginarios. Qué incredulidad pensar que eran mi escondite, pues se trata sin embargo de un producto mucho más elaborado y complejo, la calma de saber dónde estas y quién eres. Y cuando hay dudas, no hay estrato imaginario que valga para recrearse en el placer de idear y decorar escenas irreales.  Cuando no sabes el color de la baldosa en la que descansan tus pies ¿puedes describir la imaginaria en su lugar? Yo no puedo.

Así que aquí estoy, gastando páginas para referir que no si bien tengo ideas en mi mente, carezco de la capacidad de traducción en estos momentos. La incertidumbre trae miedos que tambalean las verdades que más huelen a carne y piel, las más reales.

Una nueva espera por una nueva esperanza. Todos los refuerzos empujando a la paciencia de esperar para ver si lo que queda por venir será motivo de felicidad o luto por lo que se no se puede lutar. Me cansé de gritar mi fe en las personas y ahora rezo a la vida por una casualidad que llamo justa, que me deje al fruto de mi vientre por fin. Y a poder ser que le permita disfrutar del beso áspero de su abuelo. Que si él no porque es pequeño, que lo recuerde yo, que prometo relatarle cómo fue y gracias a quién fue que mi hijo consiguió aferrarse a la vida de una vez por todas.

Que escuece vida, pero no niego tu equilibrio en este aspecto. Que han de irse unos a disfrutar de un merecido descanso para que otros lleguen a dibujar travesuras y llenar corazones. Cansada estoy de lo que quieren hacer de mi dicha un borrón por no pensar en lo que pudo que pudiera resultar quizás ser. Que yo quiero ahora aunque te pese, que no pude antes y lo hago ahora. Que a lo mejor no se cumplen todos mis sueños pero puede que alguno si que llegue, así que dejadme que formule tantos como pueda abarcar. Que quiero celebrar mi boda con mi hijo y con mi padre. Que si non está mi hijo estará mi padre y que si mi padre descansa antes de ese día que me quede mi hijo. Y que si ninguno de ellos está conmigo en ese día que mi esposo me ame a pesar de todo, al menos tanto como yo lo quiero al él. Que se quede a mi lado para seguir luchando y me obligue a levantarme cada mañana para poder disfrutar de su compañía. Que lo mejor, Amor, es vernos todos ese día contigo en la panza y el abuelo en el sillón. Tu padre nervioso y yo llorona mientras la gente que nos quiere, la de verdad, nos acompañan. Me repito sí, será porque lo necesito.

...Por una abrazo tuyo.

Comentarios

Entradas populares