Te lo mereces todo, cariño.

Al habla el miembro hipócrita del grupo. El que olvida sus compromisos, la que obvia lo que otros quieren saben y recibe sin saber por qué. Ya sabéis que Tres días desnuda surgió como mi propósito por destaparme un poco frente a todos vosotros. Dejar de jugar con la retórico y suavizar vuestro camino hasta esta loca mente de escritora romanticona. También sabéis que soy de la opinión de que las personas llegan a nuestra vida con la misma incertidumbre y control con el que desaparecen. Mucho de lo primero y nada de lo segundo. Toda relación merece su pausa, su tempo y ritmo. 


El trece de mayo cumplí treinta y tres años y lo he hecho en uno de los mejores momentos de mi vida. Mis hijos, mi verdadera Cama de princesa, van a cumplir dos años. Mi pequeñín abridor de puertas, mi retoño crece fuerte dentro de mi, día a día y sin pausa. Mi encarnación más estática, mi novela, ya creció y se ha reproducido. Ediciones Coral la ha convertido en una corona digna para un millar de princesas que necesitan recordar lo esencial del amor, la naturalidad de la libre elección, la ausencia de necesidad y dependencia. Ser elegidas, adoradas y vividas. Mi marido ha perdido la lastra de su propia dependencia y es capaz de entregarse a su familia sin reparos. Creo que por primera vez nos sentimos acompañados, y esto es algo que merecemos celebrar. 

Gracias a los que acaban de llegar... ¡Bienvenidos! Elena, Dani y Marco. Mi agradecimento a quienes me han conocido de dentro hacia fuera, sin importar edad, lugar o distancia: Susana y Manolo (ese gran hombre detrás de una magnífica mujer), Maribel, tan lejos y tan cerca. Venus, puedo sentir tu abrazo solo con el deseo de hacerlo, nunca estás lejos.  Esperanza, que convirtió el 4 de mayo en fiesta nacional y el 13 en un día de excepción. Las cientos de personas que dedicaron sus minutos para felicitar a la mujer y a la autora. No me equivoqué cuando en los Agradecimientos de mi novela incluí a mi familia, por convertirme en quien soy hoy. Exactamente así, sin saltarme ningún tropiezo. Mari, siempre tan importante, a punto y perfecta. Mano a mano, empujando. Y gracias a mis Superkekas que pudiendo quedarse donde estaban, en la distancia, decidieron abrazarme y encogerme el corazón. Compartiendo con nosotros sus familias, su tiempo, sus preocupaciones, sus consejos y risas. Tempo al tempo, tiempo al tiempo, lugar a su lugar, lo bueno con lo bueno y lo mejor alrededor. Siempre. Belén, me faltaste, lo sabes. Te quiero pronto aquí.



Ay, Elena, gracias por ser la muletita que a Javi a y mí nos faltaba entre los dos. 

Don Javier... diez aviones podrían escribir en el cielo que merezco todo cuanto tengo pero solo lo he creído cuando me lo has dicho tú.  


China, sentirse una princesa es una cosa, pero verse así, con tus ojos, no tiene precio, Todas necesitamos algo así alguna vez, gracias por ser tú. Por dedicar tu tiempo para mi, es un gran honor. Mis lectoras, Estreyita, Fer, Natalie... mucho de todo esto es para vosotros. Y muchos más que estáis ahí a diario: con frases bonitas, ánimo constante, críticas constructivas. A todos, millones de gracias por formar parte de este momento tan dulce. Aquí queda escrito para poder recordarlo cuando las fuerzas flaqueen... cuando todo vuelva a ser color oscuro. En algún momento debemos digerir el pastel y se acabará lo dulce pero para entonces estaremos preparadas, como lo haría Eva. Como lo hago yo y como lo harás tú, estoy segura.  





GRACIAS A LA VIDA, QUE ME HA DADO TANTO
Violeta Parra. Eterna. 


PD: Y todo esto después de parir una de las últimas escenas de TDD, ahora ya sé donde vamos a ir a parar Sara y yo. Esto tampoco tiene precio.


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