Adiós pasado. Hola 2017.

Las cosas que me ha enseñado 2016.

A mí no me vale con Facebook. Sabéis que lo importante ocurre aquí. Pues han sido muchas, a principal de ellas es demostrar a las personas que quiero precisamente eso, que las quiero. Aún tengo que perfeccionarlo, lo sé. Tener un papel frente a mi donde escribir con libertad mis buenos deseos ha sido un bonito lienzo sobre el que trabajar.

He aprendido a ser más humilde, a no levantar el vuelo si no estoy al aire libre. He aprendido a callar cuando lo que puedo decir no cambiar nada. Lamentablemente ha habido muchas ocasiones en las que callar no ha supuesto la diferencia, al igual que otras situaciones en las que hablar hizo todo explotar.

No soy una mujer que se apegue a las personas, áspera mi llaman. Sin embargo este año entendí que no pasa nada porque un ser humano sea imprescindible en mi vida. Surgieron amigos nuevos, otros se fueron, regresaron los que estaban lejos. Nació Javier, ¡qué notición! Y él me enseña a sonreír. Me recuerda que solo merece la pena lo que hace mejor nuestro mundo, la importancia real de una sonrisa. Decir te quiero. 

Eva y Oliver han visto la luz y si bien sus enseñanzas vienen en todos los colores me quedo con el cuero y el tacón, cada Princesa se construye a su antojo. 

Lo que deseo para el 2017 se llama Tiempo pero sé que ni los Reyes Magos suman lunas a nuestro calendario. Así que me conformaré con momentos para convertirlos en recuerdos. Con sumar de lo importante y restar de lo superfluo, sonreír. Mi propósito de Año Nuevo pasa por permitirme ser un poco más feliz cada día. Eso también lo entendí. La felicidad no se regala, no es gratis. La felicidad sale de dentro y es una actitud. Consiste en mirar alrededor y sentir que lo que tienes es suficiente, que ellos son el amor que necesitas, que la emoción está viva. Que me equivoco, que fallo, que caigo, que lloro. Puff... he llorado muy poco este año y os aseguro que no me siento mejor por ello así que... no me importa llorar. Menos aún si es de alegría.

Así que, si estas aquí es porque me quieres, yo te quiero. Este lugar es nuestro, es amplio y es poético. Es extrovertido y sincero. Es libre. 

Te deseo lo mejor de todo lo bueno que te pueda pasar, y sobretodo te deseo que no olvides que cuanto tienes es suficiente para ser feliz porque te tienes a ti. Respiras. 

Cada día echo más de menos a mi padre, más que la semana después de morir. Cosas que pasan. Cómete las uvas en el cielo, papá. Nosotros nos las comeremos aquí a nuestra salud. 

Y finalmente doy las gracias a todo aquel que me recordó que me merecía sonreír. Que pueden pasar cosas bonitas sin que la balance del karma se ponga bocabajo. Que es suficiente con quien soy y me puedo relajar de una vez. Hoy quería pasar la aspiradora por toda la casa y solo lo he hecho en el salón y he fregado el suelo de la cocina. Y no pasa nada. Ya está. 

Seguiremos siendo nosotros, pero en versión mejorada.


Permitiros ser un poco más felices

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